Hace un poco más de un año, mi abuela Edelvina me regaló un cuaderno que encontró guardado en su casa. Un pequeño tesoro. Un libro viejo de Contaduría que al abrirlo contiene en sus hojas cientos de dibujos de animales de todo el mundo. El autor: mi bisabuelo Bartolo. No sabemos bien de qué fecha es, pero mi abuelo Tito calcula que su papá lo comenzó en 1930.

Tomo ese cuaderno, lo hojeo, lo estudio y voy descubriendo sus composiciones con líneas simples y colores planos, al estilo de un niño. Uso esos dibujos como moldes para bordar sobre una tela antigua con hilos de carreteles de madera, todo heredado de mis abuelas. Este proceso comenzó varios meses antes de la Residencia y en Manta el paisaje de San Martín de los andes se fue colando: la Flora sureña a través de los dibujos de los científicos en libros de Botánica, las expediciones a la Montaña y el Bosque, la caminata por la ciudad y la vista desde la ventana del espacio-Taller. Un taller lleno de charlas y de música compartida con mis compañeras de residencia-

Y el último día, me regala un hermoso encuentro con mujeres artistas y artesanas de San Martín: junto a Adelina, Susana, Milagros, Miriam, Rosita y Cristina (quien generosamente nos prestó su casa y nos cocinó una rica torta) comenzamos a realizar un bordado colectivo entrelazado con historias de vida. Adelina y Susana son dos mujeres que viven en el Barrio Chacra 4, de descendencia Mapuche, madres solteras que intentan en el día a día salir adelante con el tejido, los dibujos y las palabras.

Un proyecto comenzó a germinar.