En octubre de 2019, participé de la residencia becado por la Secretaría de Cultura de Rosario.

Hacía tiempo que quería pasar por la experiencia MANTA de la que tantos me habían hablado. Apliqué sin tener muy claros los objetivos. Estaba (continúo) trabajando una suerte de escritura colectiva. El procedimiento es sencillo: le propongo a un grupo de personas vinculadas de algún modo (en este caso la relación la estableció la residencia) que me den un libro que les resulte significativo y extraigo los subrayados. Así el texto deja de ser obra de un autor individual para volverse territorio de diálogo/disputa/pregunta/afirmación del lector-autor de un nuevo texto configurado por necesidad subjetiva. Cuando subrayamos, escribimos; cuando escribimos, nos decimos.

Estos subrayados son tomados por los integrantes del grupo como base de una escritura autorreferencial. B toma subrayados o fragmentos de subrayados o combinaciones de subrayados de A para decir algo sobre sí. La voz del/los otro/s como terceridad que permitiría a partir de la apropiación y la identificación (aquí la hipótesis) la emergencia de una verdad otra, diferente a la que cada uno construye desde y sobre sí. La lectura-escritura de B a partir de los subrayados de A son interferidas por los propios subrayados de B que inserto escandiendo la voz de quien habla de sí desde la voz de otros .

Es así  como se configura una trama a partir de la cual nos decimos en un encabalgamiento de discursos que es a un tiempo afectivo, político y ético.

Participaron de este proyecto: Paloma Violeta González Santos, Valeria Conte Mac Donell , César Núñez, Rodolfo Ossés, Malen Otaño, Suyai Otaño, Carolina Simonelli.

 

 

Textos 

Una complicidad azarosa

Con Valeria Conte Mac Donell

 

Quería vivir peligrosamente ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía.

Soñé entonces con construir un arca, pero no llevaría animales sino palabras.

Las elegiría al azar,

por la música que despiden de sí al ser dichas.

Zarparía en silencio hasta que la tierra se perdiera de mis ojos por la distancia y el diluvio.

No podía separar lo interior de lo exterior,

pedazo a pedazo me veía desaparecer.

Si lo más bello aquí es el roce del arnés

La superficie de las manos llagadas

Encontraba significados donde nadie los hubiera encontrado y los convertía en una forma de apoyo clandestino.

Un modo de salvarme por medio de la mente de otros.

Al final todo sale bien ¿comprendes? Todo conecta.

Ni siquiera el vértigo, el cuerpo y las cosas

tan idénticas.

Eras en la oscuridad de la tormenta como una exploradora

que ha extraviado la brújula y espera.

No es verdad que las exploradoras no temen.

Las exigencias de las palabras son demasiado grandes.

Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía.

No miré atrás ni una sola vez.

Casi no lo consigo.

Empecé a bambolearme, a volar alrededor de mí mismo en círculos cada vez más grandes, hasta que finalmente me salí de órbita.

Algunas tienen cuerpo y otras cuentan.

Para comprar un espacio en el mundo

de repente de la nada…

La misma soledad que en el comienzo.

Voy a seguir cavando en el mismo lugar.

Recuerda que siempre pienso en ti.

El amor es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad.

 

De la minúscula entraña de las cosas calladas

Con Violeta González Santos

 

Cierta vez te advirtieron del peligro de vivir entre piedras

Se arrancan las palabras

Soñé entonces en construir un arca, pero no llevaría animales sino palabras

Estrategias de resistencias a las lógicas mercantiles

A través del gesto

Pensar es un gesto

¿No es más importante preservar la belleza que la especie?

Pensar estos fenómenos: la sequía, la erosión en el cuerpo

La tristeza de apagarse dura un instante

Pensar con gestos, entre gestos y como gesto

¿Para qué descender por las laderas ásperas de un volcán?

Percibir es, siempre, ir componiendo imágenes

Nací en una ciudad rodeada de tierra

Eras en la oscuridad de la tormenta como una exploradora

No es verdad que las exploradoras no temen

Algunas tienen cuerpo 

De la nada, dicen algunos…

Percibir es, siempre, ir componiendo imágenes

Voy a seguir cavando en el mismo lugar

Las historias que se cuentan de madres a hijas nunca tienen final.

Ver es ir rellenando

 

Es nuevo para mí lo que escribo para mí

Con César Núñez

 

La cosa vivida me espanta así como me espanta el futuro.

(Mientras te escribo, voy) Estoy borrándome.

Ahora voy a escribir al correr de la mano: no intervengo en lo que ella escribe. Esta es una manera para que no haya desfase entre el instante y yo: actúo en el núcleo del puro instante.

El cerebro es la inestabilidad misma.

Algo está siempre por ocurrir.

Entré contigo en una comunicación tan grande que dejé de existir siendo.

Tú te has vuelto un yo.

El tiempo no es la eternidad, ni eterno retorno. 

Y no es solamente reversibilidad y evolución.

¿Cómo traducir el silencio del encuentro real entre nosotros dos?

¿Qué estoy haciendo al escribirte? Estoy intentando fotografiar el perfume.

Y lo único que me espera es exactamente lo inesperado.

En el estado de vigilia hay una aportación continua de la experiencia.

La estructura espacio-tiempo está ligada a la irreversibilidad o la irreversibilidad expresa también una estructura del espacio-tiempo.

Y yo trabajo cuando duermo porque es entonces cuando me muevo en el misterio.

Me asustan mis fantasmas, lo que es mítico y fantástico: la vida es sobrenatural.

Si espero comprender para aceptar las cosas, nunca se cumplirá el acto de entrega.

Es un hábito, una convención la que nos lleva a contar el tiempo a partir de un acontecimiento.

Cuando pienso en lo que he vivido me parece que he ido dejando mis cuerpos en los caminos.

Como no entiendo nada, entonces adhiero a la vacilante realidad móvil. 

Alcanzo lo real a través del sueño. Yo te invento, realidad.

El tiempo es la medida del movimiento.

Oye apenas superficialmente lo que digo y de la falta de sentido nacerá un sentido.

 

Ecosomática

Con Rodolfo Ossés

 

Las formas vegetales permiten pensarme.

Mi vínculo con la naturaleza es infinitamente más importante 

que la forma de mi cráneo o el color de mi piel.

Nací en una ciudad rodeada de tierra.

Pensar estos fenómenos: la sequía, la erosión en el cuerpo

y leer la danza que es el tiempo del cuerpo,

un cultivo de los gestos que alimente perspectivas cruzadas.

Necesidades primarias/deseo

Pensar en haiku y danza.

Gestos de inmanencias.

Se cuenta que hay rocas que entran en erupción de repente. De la nada, dicen algunos…

El cuerpo se fatiga en la búsqueda por horas y horas. Palas, cedazos y la misma soledad 

que en el comienzo.

Un raje del foco.

Voy a seguir cavando en el mismo lugar. 

 

Raje de foco

Con Malen Otaño

 

Ir rellenando, ir rellenando imágenes

Las relaciones entre las humanos

Son estrategias de resistencia

La imposibilidad de un refugio, de un reposo.

Ni solo ni con muchos más.

Respiraciones comunes.

Las formas vegetales.

Respiraciones comunes.

Permiten pensar la hombre

amor sin cuerpo

prisionero de su nacimiento

una serie de posiciones binarias habituales al cuerpo como al espíritu

pensar a la hombre desde sus gestos

pensar es un gesto

Nos ponemos en marcha movidos solamente por el deseo

Los trayectos coinciden con búsquedas iniciáticas:

endurecerse, fortalecerse, sentirse y saberse con mayor sutileza.

Tardar.

Nuestra manera de acercarnos.

Nuestra manera de pensar el cuerpo.

Tardar

derrumba todas oposiciones binarias habituales.

Escapadas salvajes y arriesgadas,

espíritu de desplazamiento.

Funcionar singularmente a tope.

Pensar con gestos, entre gestos y como gesto

como las almas en las correspondencias.

Colores, perfumes, sonidos, palabras, imágenes, paisajes, olores, emociones, todo entra en colisión.

La fiesta de lo real.

 

Lo más bello aquí es el roce del arnés

Con Suyai Otaño

 

No entendía nada.

Tan idénticas.

No es verdad que las exploradoras no temen

Algunas tienen cuerpo y otras cuentan

Sin que lo supiera todavía, estaba intentando sobrevivir.

Llevadas por el viento, llenan las cuencas secas de los ríos

De las olas alzándose al vacío

Lo único que hacía era caminar.

Y, si el río se agitaba, sentía que era por obligación. Lo empujaban.

Tan idénticas

De repente de la nada dicen algunos

Voy a seguir cavando en el mismo lugar

Por encima de lo que no existe.

Un cerrarse a todo porque hasta el más mínimo sentimiento ya es un riesgo.

No es verdad que las exploradoras no temen e improbable que la lleve de regreso a casa.

Quien tiene a qué temer ya no está solo.

 

La oscuridad se traga el humo

Con Carolina Simonelli

 

Cualquier forma es sensible como una nube de humo.

La repetición exacta es imposible.

Cuando oímos la palabra rojo, no hay límites en nuestra imaginación.

Digo que sí con la cabeza y aun no entendía para qué.

Aproveché el silencio el tiempo que pude.

No entendía nada.

De esta distorsión proviene mi pasión.

El mundo suena.

Lo único que hacía era caminar.

El río hacía mucho ruido esa noche

y El elemento orgánico tiene un sonido interno propio.

¿Qué color tiene el silbido del viento?

Todo aquel que puede ver más allá de los lindes de su sección es un profeta.

Rico olor. A savia. A tierra removida. Una vez más.

La intención de inmovilizar una porción azarosa de la naturaleza.

Bichos

Se agitaban por un secreto aun sin revelar

Como quien teme pensar de otra manera

incluso sin decir nada.

Un triángulo amarillo, un círculo azul, un cuadrado verde, un triángulo verde, un círculo amarillo, un cuadrado azul.

La relación se pone así de relieve.

El final de la tarde ya está instalado en el cielo.

Todo lo que necesitás es lo que vos creíste que nunca ibas a necesitar.

Dos metros para atrapar cualquier cosa.

Sin que lo supiera todavía, estaba intentando sobrevivir.

Principios certeros de una belleza nueva.

 

Textos utilizados: Agua viva, Clarice Lispector; El palacio de la luna, Paul Auster; Polvo de pared, Carol Bensimon; Sobre lo espiritual en el arte, Vassily Kandinsky; Geología, Claudia Masin; Hacer mundos con gestos, Marie Bardet; El nacimiento del tiempo, Ilya Prigogine.

 

Bio

Nací en San Jorge, una pequeña ciudad ubicada al oeste de Santa Fe, en 1976. Mi familia se mudó a Rosario en 1985. Desde entonces resido en esta ciudad. Soy docente y artista visual. En 2007 – 2008 participé de El Levante, espacio de análisis y confrontación de obra coordinado por Graciela Carnevale, Mauro Machado y Luján Castellani.

Comencé a exponer en 2006. Desde entonces participé de muestras colectivas e individuales. Entre estas últimas destaco Silencio, El Gran Vidrio (Córdoba, 2019); De las horas breves, Casa museo Olga Orozco (Toay, 2015); Traducción, Mal de archivo (Rosario, 2015); Restos nocturnos, Museo Genaro Pérez (Córdoba, 2012). Hacia dónde va la noche, Ivan Rosado (Rosario, 2010). 

Desde 2007 coordino GUAU!, taller de escritura de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros y desde 2013 coordino La Pesquisa, taller de escritura para artistas.