G,

Es de mañana, la computadora me funciona de a ratos. Llueve y sale el sol. Te escribo para organizarme y compartirte estas ideas.

Estuve haciendo pruebas con cosas simples. Estudié las transparencias de varios materiales como el vidrio, los papeles de poco gramaje, los caireles que traje. Encontré retazos de vidrios a orilla del lago que, con el paso del tiempo y del clima, van perdiendo su translucencia. Ahora son objetos opacos y su superficie es áspera.

Otro día caminamos hacia las ruinas de un hotel que está desmantelado; se ve que ese edificio estaba amoblado con grandes alfombras, arañas que colgaban del techo y muebles de madera tallada. Los ambientes eran amplios y arranqué varios metros del empapelado de algunas paredes. Hay un detalle casi imperceptible que me encanta: el sol fue tiñendo los papeles en ciertas zonas.

Recorriendo la ciudad junté rosas de los jardines de algunos vecinos; me pareció hermoso que las únicas plantas en las veredas sean rosales. Con la cantidad de pétalos que tenía, y antes que se echen a perder, hice agua de rosas.

Una tarde encontramos un libro y mientras cocinabamos, leíamos una carilla cada una. Una frase me interesó y la apunté en mi cuaderno: “la sombra de un perfume”.

Me agrada la idea de que es posible llevarme el perfume de este lugar.

Me gustaría haberme despertado al lado tuyo. En este lugar el silencio es abrumador y por momentos siento un extrañamiento que nos aísla. También, que no puedo acercarme del todo a todo lo que quiero.

Ando muy bien, los días pasan rápido. Mis compañeros son hermosos y charlando veo que coincidimos en algunos intereses.

Te mando un beso y nos vemos en unos días,

Inés

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Bio
Inés Beninca. (Rafaela, 1991) Vivo en Córdoba pero terminé la Licenciatura en Bellas Artes en Rosario. No sé dónde voy a vivir después.
Me interesan las formas de decir, los tiempos pasados y los silencios.